Fuente: El economista
FotografA�a: Codelco
El proyecto, en el que se invertirA?n 4.200 millones de dA?lares (casi 3.7900 millones de euros) y trabajan unas tres mil personas, es un prodigio de la ingenierA�a e incorpora procesos y tecnologías A?nicas en la industria minera.
“Convertir un yacimiento a cielo abierto que lleva explotA?ndose más de cien años en una mina subterrA?nea es algo A?nico en el mundo, no existe un desafA�o equivalente hoy en día de la envergadura de lo que Codelco estA? realizando”, explica a Efe VA�ctor PA�rez, gerente de PlanificaciA?n Comercial y Desarrollo de Mercados de la empresa.
Enclavada en la norteA�a regiA?n de Antofagasta, en pleno desierto de Atacama y cerca de la ciudad de Calama, Chuquicamata es una mina emblemA?tica de la empresa estatal Codelco y durante muchos años fue la explotaciA?n minera a rajo abierto más grande del mundo.
El yacimiento, que el año pasado produjo más de 340.000 toneladas mA�tricas de cobre, fue uno de los estandartes de Codelco durante la A?ltima dA�cada, cuando el sA?per ciclo de los precios de las materias primas le reportA? ingresos millonarios a las arcas pA?blicas chilenas.
El precio del metal rojo ha caA�do y Codelco ha implementado un severo plan de austeridad. Pero a fines del siglo pasado, mucho antes de que se llegara a la situaciA?n actual, la compaA�A�a comenzA? a estudiar la posibilidad de convertir Chuquicamata en una mina subterrA?nea.
Los ingenieros descubrieron que debajo de la mima a rajo actual hay, al menos, 4.300 millones de toneladas de mineral. Y el proyecto Chuquicamata SubterrA?nea, que empezarA? a funcionar en 2019, pretende explotar 1.760 millones de toneladas de mineral de cobre y molibdeno hasta 2058, lo que equivale a 140.000 toneladas diarias.
La enorme cantidad de reservas de cobre que descansan bajo tierra y otros factores operativos llevaron a Codelco a concluir que la mejor alternativa era una operación subterrA?nea, algo poco habitual en el mundo del cobre, explica a Efe Edisson Pizarro, director de InnovaciA?n y TecnologA�a Aplicada del proyecto.
“Los costos de transporte son cada vez más elevados. Por la profundidad del rajo, cada camiA?n tiene que recorrer unos 20 kilA?metros para entrar, cargar mineral y salir”, seA�ala Pizarro, un experto en minerA�a subterrA?nea que lleva cuatro años trabajando en el proyecto Chuquicamata SubterrA?nea.
TambiA�n ha incidido la caA�da sostenida de la ley del cobre, que es la concentraciA?n de mineral en las rocas y el material que se extrae.
SegA?n Pizarro, cuando la mina opere bajo la superficie la ley promediarA? un 0,71 %, lo que significa que por cada cien kilos de material extraA�do habrA? 710 gramos de cobre, un porcentaje levemente superior a la media de la industria.
Convertir un yacimiento del tamaño de Chuquicamata en una mina subterrA?nea es un “proyecto gigantesco” que requiere “millones de horas de ingenierA�a” e incorpora tecnología de punta, afirma el ingeniero de Codelco.
La nueva mina tendrá cuatro niveles de explotaciA?n y más de mil kilA?metros de túneles, galerA�as y chimeneas de inyecciA?n y extracciA?n de aire.
Los cargadores subterráneos que recogerA?n, transportarA?n y descargarA?n el mineral funcionarA?n sin operador en su interior y se controlarA?n de forma remota en una sala externa al yacimiento.
El mineral pasarA? despuA�s por la planta de triturado y se trasladarA? a la planta de procesamiento en dos correas de 3,2 kilA?metros de longitud cada una diseA�adas por una empresa alemana exclusivamente para este proyecto.
“SerA? una correa A?nica en el mundo. Debe tener una gran resistencia para transportar 11.000 toneladas de mineral por hora con una pendiente del 15 %”, destaca Pizarro.
Los trabajadores de la mina Chuquicamata no le temen a los cambios. En 2007 se cerrA? definitivamente el campamento aledaño a la mina donde vivA�an miles de empleados y sus familias, que fueron trasladados a Calama.
Ahora se preparan para enterrar a un coloso de la minerA�a del cobre y dar la bienvenida al mayor yacimiento subterrA?neo del mundo.
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