Por Alexandre Gomes, Presidente CTES Chile.

Fuente: ConstrucciA?n Minera

Todos los proyectos de ingenierA�a estA?n expuestos a riesgos. Los proyectos de obras subterrA?neas, en particular, dada las inherentes incertidumbres asociadas a las condiciones geolA?gicas, se caracterizan por ser aA?n más sensibles a ellos, principalmente cuando los proyectos son de carA?cter urbano y/o pueden afectar a terceros o al medio ambiente. Lo anterior hace con que la gestiA?n del riesgo, que es el proceso formal de identificaciA?n de riesgos y la evaluaciA?n de sus consecuencias y probabilidad de ocurrencia, conjuntamente con la determinaciA?n de estrategias de acciA?n para su mitigaciA?n y contingencia, sea un aspecto esencial para los actores involucrados en esto tipos de proyectos, sean ellos clientes, proyectistas, constructores, operadores, instituciones financieras y aseguradoras, o terceros.

A lo largo de las A?ltimas dA�cadas a��y a raA�z de varias experiencias mundiales exitosasa�� los procesos de gestiA?n del riesgo han ganado merecido reconocimiento como efectivas herramientas para lograr una mejor planificaciA?n y la reducciA?n accidentes, aumento de costos o retrasos y otros tipos de imprevistos indeseables en los proyectos. En Chile, la aplicaciA?n de metodologA�as integrales de gestiA?n del riesgo en los proyectos de obras subterrA?neas aA?n se puede considerar como incipiente, siendo en su mayorA�a directamente obviada o aplicada apenas en forma parcial e incompleta. A raA�z de esto, es vA?lido compartir con los lectores de Revista ConstrucciA?n Minera, algunos de los principios fundamentales considerados en las modernas metodologA�as de gestiA?n del riesgo.

Empiezo por hacer referencia a la cA�lebre citaciA?n del famoso informe a�?Constructing the Teama�?, publicado en el año 1994 por encargo del gobierno britA?nico por el ingeniero Sir Michael Latham, la cual sintetiza el espA�ritu y filosofA�a bA?sica de los modernos principios de gestiA?n del riesgo, y donde se declara que: a�?NingA?n proyecto de construcción estA? libre de riesgos. Estos pueden ser gestionados, mitigados, compartidos, transferidos o aceptados. Pero no pueden ser ignoradosa�? (Sir Michael Latham, 1994).

En la prA?ctica, la gestiA?n del riesgo no es una tarea simple. Esto se debe no solo a la imprevisibilidad de las condiciones geolA?gicas, que casi siempre cumplen un rol muy |importante en el éxito de los proyectos, sino que tambiA�n por los aspectos subjetivos, polA�ticos, culturales y valA?ricos que influencian la percepciA?n social del riesgo. Este a�?sesgo culturala�? hace necesario establecer, antes que nada, un claro y objetivo concepto de riesgo, de modo de explicitar y hacer trazable las hipA?tesis asumidas en su identificaciA?n, anA?lisis y valoraciA?n. De esta forma, el riesgo es tratado como el resultado de una combinaciA?n entre la frecuencia probabilA�stica de ocurrencia de un determinado peligro y la relevancia que puede tener sus potenciales consecuencias o impacto en tA�rminos de sus daños. A su vez, por peligro, se entiende las posibles fuentes de daños a personas, bienes fA�sicos, medio-ambiente, pA�rdidas econA?micas, retrasos en el tA�rmino del proyecto, interrupciA?n de su operación u otros tipos de efectos negativos.

Aunque las diversas metodologA�as de gestiA?n del riesgo existentes difieran en alguna medida en su forma, contenido y grado de especificidad, en lA�neas generales ellas siguen un procedimiento secuencial, trazable y tienen en cuenta las particularidades de cada etapa del proyecto. Las etapas genA�ricas consideradas para la gestiA?n del riesgo en cada una de las etapas del proyecto pueden ser sintetizadas de la siguiente forma:

  1. Etapa de identificaciA?n: busca identificar los peligros potenciales, los cuales pueden ser por ejemplo, el insuficiente conocimiento de las condiciones geolA?gico-geotécnicas, la presencia de condiciones geotécnicas muy complejas, marcos contractuales inadecuados, deficiencias en el diseño, gestiA?n del proyecto o en la construcción, entre otros. Luego, se determina la frecuencia o probabilidad de ocurrencia de cada uno de ellos, asA� como sus consecuencias e impacto (por ejemplo, elevadas deformaciones del terreno, daños a estructuras vecinales, colapsos y derrumbes, pA�rdida de vida humana, aumento de costos y plazos, etc.), para finalmente determinar el nivel del riesgo (Probabilidad por Impacto).
  2. Etapa de anA?lisis: Los riesgos son analizados y valorados mediante mA�todos cualitativos y cuantitativos, donde generalmente el primero tambiA�n cumple con la funciA?n de seleccionar los aspectos que serán abordados a travA�s del mA�todo cuantitativo. Hay una gran variedad de mA�todos cuantitativos que pueden ser utilizados, asA� como son, por ejemplo, el A?rbol de fallos, de eventos y de decisiones, diagramas de influencia, anA?lisis multiriesgo, simulaciones de Monte Carlo con variables estocA?sticas, entre otros. En general, se busca valorar los riesgos en tA�rminos de costo econA?mico y clasificarlos de acuerdo a criterios de aceptaciA?n pre-establecidos. Como ejemplo, cito el sistema de clasificaciA?n denominado ALARP, del acrA?nimo del inglA�s A�As Low As Reasonably PracticableA�, de la normativa britA?nica para la seguridad laboral y de sistemas crA�ticos, el cual establece que el riesgo residual debe ser tan bajo como sea razonablemente factible. El principio ALARP se origina en el hecho de que para conseguir reducir el riesgo residual a cero, serA�a necesario emplear recursos econA?micos, tiempo y esfuerzo infinitos. ALARP no es una medida cuantitativa de beneficio contra perjuicio, sino una prA?ctica de juicio para obtener un equilibrio entre riesgo y el beneficio a la sociedad. Sobre la base de lo anterior, los riesgos son clasificados en funciA?n de su nivel de impacto, de acuerdo a lo siguiente: a) Despreciable, cuando no se requieren medidas y monitoreo del peligro identificado; b) Aceptable, cuando el riesgo debe ser gestionado, controlado y monitoreado durante el proyecto; c) Indeseables, cuando se deben implementar medidas de mitigaciA?n para llevarlo al nivel de Aceptable, siempre que el costo asociado de las medidas implementadas sea compatible con la reducciA?n de riesgos obtenida (Principio ALARP) y d) No aceptable, cuando el riesgo debe ser mitigado por lo menos al nivel de indeseable, independientemente del costo asociado.
  • Etapa de decisiA?n: Se definen las medidas que serán implementadas para evitar riesgos no aceptables y se asignan los riesgos a las partes involucradas. El principio bA?sico es que cada parte involucrada debe hacerse responsable de aquellos aspectos que A�ste tiene mejores condiciones de controlar. De esta forma, el dueA�o de la obra debe siempre asumir los riesgos geolA?gicos, mientras que el contratista debe hacerse cargo de los asociados a los procesos de construcción (por ejemplo, rendimientos asumidos para escenarios predeterminados). Algunos riesgos, o parte de ellos, pueden ser transferidos a terceros, por ejemplo, a travA�s de las seguradoras. Las medidas de mitigaciA?n de los riesgos generalmente caen en una de estas cuatro categorA�as principales: a) EvitaciA?n, cuando se busca eliminar el riesgo o se toma la decisiA?n de no involucrarse con el proyecto; b) ReducciA?n, cuando se busca optimizar y mitigar los riesgos identificados; c) Compartir, cuando se transfiere o se externaliza el riesgo a las seguradoras y; d) Retener, cuando se acepta y se presupuesta en el proyecto el costo del riesgo identificado.
  1. Etapa de control: Se definen las medidas de monitoreo, el plan de gestiA?n, de control, de comunicaciA?n y de evaluaciA?n de riesgos. Cada peligro y riesgo asociado debe ser monitoreado mediante protocolos de control adecuados a los propA?sitos especA�ficos de modo de verificar la compatibilidad de sus niveles con los criterios de aceptabilidad preestablecidos. Los procesos de comunicaciA?n entre los involucrados tambiA�n deben ser bien estructurados, siguiendo una clara lA�nea de flujo de comunicaciA?n y asignaciA?n de responsabilidades.

Aspectos Importantes para un exitoso Proceso de GestiA?n del Riesgo:

En la actualidad, existen mA?ltiples lineamientos para la gestiA?n del riesgo publicados por reconocidas instituciones internacionales y nacionales. Estas van desde metodologA�as generales, como la conocida ISO 31000, hasta guA�as especA�ficamente orientadas a las obras subterrA?neas, como son las publicadas por la Asociación Internacional de Túneles (ITA, 2004) y por la Asociación Internacional de Seguros de Túneles (IMIA, 2006), esta A?ltima traducida al castellano y disponible en la biblioteca electrA?nica de CTES, además de varias otras recomendaciones nacionales europeas, desarrolladas para ciertos tipos especA�ficos de túneles (por ejemplo PIARC para túneles carreteros). De este modo, más que la definiciA?n de la metodologA�a a utilizar, los desafA�os más grandes estA?n relacionados a la misma implementaciA?n de los sistemas de gestiA?n del riesgo en proyectos que son muchas veces complejos e involucran una grande cantidad de partes interesadas.

En general, las modernas metodologA�as de gestiA?n del riesgo concuerdan que esta debe ser aplicada a todas las etapas del proyecto, incluyendo las etapas de planificaciA?n, diseño, de licitaciA?n y contrataciA?n, de construcción y de operación. Particularmente, se hace hincapiA� en la importancia de su aplicaciA?n a las etapas tempranas del proyecto, donde son tomadas importantes decisiones relativas al desarrollo del trazado, de la soluciA?n funcional, de los mA�todos constructivos y del modelo contractual. Estos aspectos, particulares a cada una de estas etapas, serán analizados y discutidos más detalladamente en la segunda parte de este artA�culo.